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Ve a dormir, y no tengas miedo....

Miedo Entre la Verdad (Pesadilla)

Miedo Entre la Verdad

Vivía con mi familia Carlos (mi hermano), mi madre y mi padre. Estábamos muy felices, todos unidos y alegres. Hasta que un día normal como otro, mientras estaba en mi trabajo, sonó mi teléfono. Lo ignoré, dado a que era un número extraño. Al cabo de un rato, lo cogí. Era un policía. Me dijo que me fuese inmediatamente al hospital.
Me dirigí rápidamente, dejé el coche mal aparcado, no me importaba que me pusiesen una multa, pero lo que yo quería saber era quién estaba en el hospital esperando mi llegada. Me acerqué apresuradamente y le pregunté a la recepcionista donde se encontraba Lucian Whisper (el policía que unos minutos antes me había llamado. En cuanto me vio, me reconoció, aunque extraño las circunstancias, dado a que a ese señor nunca lo había visto. Hizo que subiéramos hasta la última planta donde se encontraban las personas más enfermas del hospital.
Continuamos hasta que miré hacia una habitación y pude reconocer perfectamente el rostro mi hermano Carlos. Sin dudarlo me dirigí apresuradamente allí donde se encontraba conectado a muchas máquinas, y también a ambos lados de él se encontraban mi padre y mi madre. En aquel momento, la cabeza me empezó a dar vueltas y no supe nada más.
Me encontraba en la habitación del tío Harry, él estaba allí, pero me resultó raro verlo allí cuando había muerto hacía dos años. Lo vi en la cama, me dirigí hacia él, me agarró la mano y me dijo con los ojos bien abiertos:

Ten cuidado, algo sucede en...
Y con mi mano agarrada se quedó sin habla y murió.
Pegué un gran salto y supe que no estaba en casa, sino en algún lugar donde nunca había estado.Sabía que había sido una gran pesadilla, miré al frente y me encontré con Lucian.
Cómo te encuentras, Paris.
Soy Lucian, me recuerdas, la persona con la que estuviste en el hospital y después te desmayaste. Veo que no lo recuerdas, es normal, no te preocupes, hace una semana de eso.
¿Una semana? Cómo que la semana pasada si ayer...
Has estado muy grave durante una semana. Los médicos no sabían qué te pasaba y ahora te levantas así como si nada. Qué extraño.
¿Dónde está mi familia?
Ese era el asunto por el que te llamé hace unos días. Tu familia ha muerto.
Pero eso no puede ser, si me estaban esperando en la casa del tío Harry mientras yo le hacía una visita.
Me temo que no Paris. Los siento mucho, hoy por la tarde es el entierro. ¿Te encuentras bien como para venir?
Déjame sola, por favor.
Esperé a que Lucian saliera para poder recapacitar de todo lo que me había pasado en tan poco tiempo. Pero de nuevo se volvió a abrir la puerta de la habitación. Apareció mi hermano. Alucinada me volví hacia él.
Carlos, dónde estabas.
No obtuve respuesta, tan solo Carlos se volvió hacia la puerta y se fue.
Me sorprendí mucho y salí corriendo para seguirle, pero cuando llegué al pasillo solo me encontré a Lucian sentado en un banco. Muy asustada me fui hacia el policía para decirle que acababa de ver a mi hermano pero me desplomé en el suelo.

Veía la silueta de mi hermano detrás del biombo que teníamos para separar una habitación. M e acerqué y lo vi sentado en su dormitorio tranquilo como solía estar en los días de vacaciones. Entonces él me miró y me dijo:
No digas nada sobre lo que ocurrió ayer o del contrario, te pasará algo muy malo.
Creo que alguien estaba empujándome para despertarme y supe nada más abrir los ojos que se trataba de un médico y a su lado se encontraba Lucian con una cara de sorpresa.
¿Vas a ir al funeral, es esta tarde o te encuentras mal para ir? Ya casi es la hora.

Cómo. Pero si hace menos de media hora que me dijiste que era esta tarde.
Eso es exacto, pero han pasado ocho horas desde que te desplomaste y te diste con el banco, te hiciste una brecha en la cabeza y perdiste el conocimiento.
Creía que no era verdad, pero lo que sí que era cierto, era que tenía pequeños abultamientos en la cabeza, los puntos.
Un tanto mal, me puse de pie y con Lucian delante mía, nos fuimos al cementerio. Al entrar me encontré con tres ataúdes. Iban a empezar a enterrarlos y muy sobresaltada sobre si mi hermano estaba allí los detuve.
Un momento, no pueden enterrar a Carlos, está vivo.
Qué dice, señorita, su hermano está ahí dentro dijo señalando el ataúd, el sepulturero.
No es cierto, el vino a visitarme cuando yo estaba en el hospital.
Perdone señorita pero vamos a dar comienzo al entierro dijo un sacerdote.
Después de una larga hora y media de sufrimiento, me dirigí sola y sin nadie hacia mi casa. No tenía familia, amigos o alguna persona que me acompañase en tan trágico suceso.
Llegué a mi casa y por un instante pude identificar una sombra móvil que se vino hacia mí. Sin darme cuenta la sombra entró dentro de mí y no vi nada más, solo escuché una lejana voz.
Te lo avisé, avisé, avisé.

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