Poesía de Terror
El espectro y el campo (poema)
El viento gime entre los pastizales resecos.
La noche se tiende sobre los campos amarillentos, y
Por el cielo oscuro y encapotado, viajan lentos nubarrones
Funestos, ocultando por completo el cielo estrellado.
Desde la profundidad de la noche haciende un espectro, y
Cruza por el campo cargado de soledad, avanzando con
Singular paso siniestro, acompañando a la tempestad que
Se a desatado. Aparece el relámpago y su claridad, iluminando
Por instantes la vastedad de la llanura, por donde el espectro
Sigue avanzando en procura de su pasado.
Pesadillas (poema)
Cuando el cuerpo descansa en la noche serena,
Nos hundimos en el pozo profundo de los sueños.
Y sin ver, vemos un mundo de plena fantasía, y la
Voz racional de la conciencia calla, y ya no somos
Dueños de nuestras imaginaciones, y vemos el grotesco
Desfile de anarquía, encabezado por el absurdo, y adornado
De extrañas alegorías de nuestro pasado.
Algunas veces el sueño es invadido por demonios feroces, y
Vuelven oscuros los dominios de los sueños mas felices.
Convirtiendo soleados campos en cementerios sembrados
De losas grises, y cubiertos por brumas y misterios olvidados.
El soñador corre lentamente, perseguido por monstruos
De aterradores rostros inventados, o se esconde del
Gigante terrible y cambiante que lo encuentra en todos lados.
¿Por qué las pesadillas, que sacamos de ellas, que oscuro
Impulso nos obliga a vivirlas, entenderemos algún día
Ese mundo de profundos significados ocultos a la conciencia?
La última verdad (poema)
En un mundo cambiante, complejo, e incierto,
Lleno de espejismos como un cruel desierto.
Vivimos envueltos en mentiras piadosas, que
Creamos nosotros mismos. Son castillos de
Papel, y al derrumbarse caemos en un profundo
Abismo de verdades dolorosas, y nos lamentamos
Por nuestra suerte. La única verdad absoluta,
Inevitable, y que todos compartimos, y que a todos
Espera en el último de los caminos. Es la parada
Definitiva, de todas las verdades la mas fuerte,
Es parte de la vida misma, es la muerte.
La visita (poema)
Me miro como lo hacía antes, con sus ojos
Empapados en bondad, y su bello rostro lleno
De luminosidad radiante, y sus blancos dientes
Asomaron entre los exuberantes labios rojos.
Se acercó y con gesto lento, posó su blanca mano
Sobre mi rostro, intenté eludir su caricia pero fue
En vano, y sentí el rose de sus dedos muertos.
La que amé y ya no existía fue a visitarme.
Parada junto a mi lecho, vio en mis ojeras de
Moribundo la cruel agonía, y decidió llevarme para
Estar por siempre juntos, y ser felices como lo fuimos
En este mundo.
Creí que en el fin de mis días me volvía a sonreír la suerte,
Pero luego vi la túnica negra, no era mi amada, solo
Era la muerte.
El día de los muertos (poema)
Danzan los fantasmas en el cementerio silencioso.
Se mueven en círculos y resplandecen fulgorosos.
Son fuegos fatuos que se elevan desde las tumbas,
e iluminan la noche oscurecida por las penumbras.
Recorren el campo santo levantando muertos, que
abandonan sus restos desparramados en ataúdes, y
danzan bajo la inaudible música de invisibles laúdes.
El enterrador tiembla en su casilla y se persigna ante
la visión aterradora de las danzantes luces amarillas.
Esa noche todo lo que dormía a despierto, es la noche
del dos de noviembre, día de los muertos.
El guardian del bosque (poema)
En medio de un bosque grande y sombrío
Inundado por una niebla encantada, donde
No se oyen los cantares de las aves, se encuentra
La casa abandonada.
Las hiedras trepan por sus paredes agrietadas, y
Cuelgan sobre el techo como serpientes encumbradas
Al asecho.
Al decender la noche sobre aquel bosque lúgubre
Su niebla tétrica crece hasta que todo lo cubre, y
De la casa abandonada, surge un fantasma de silenciosas
Pisadas. Recorre lentamente los senderos, mirando todo
Con sus cuencas sin ojos, es la imagen de un esqueleto,
De lo que fue un hombre solo sus despojos.
Deambula por el bosque hasta la madrugada,
Luego vuelve a la casa abandonada, que no abandona.
A la Luna (poema)
A veces redonda como una moneda de oro,
Recorres el cielo nocturno despejando las
Tinieblas, que dan paso a tu ojo que lo ve todo.
En los días en que tu luz reveladora mengua, y
Las sombras cobardes asaltan los caminos,
Te añoran y te buscan en el cielo, las miradas
Mansas de los peregrinos, que avanzan por la
Noche aterradora.
O luna reina de la noche, por ti levanto hoy mi
Vaso de vino; que no me asalten las sombras
Del terror, y alumbra siempre mi camino.
El hombre lobo (poesía)
La luz lunar desciende en forma de rayos delgados
Trayendo algo de claridad a los árboles opacados
El bosque es antiguo y profundo, poblado de seres
De este y del otro mundo
Entre los matorrales se abre camino una criatura
Camina encorvado mientras avanza por la espesura
Es un hombre lobo de color oscuro y ojos amarillentos
Levanta la cabeza y aúlla a los cuatro vientos
Percibe un olor, olfatea el aire, y va en busca de su alimento
Un cazador acampa en un lugar cercano, oye un ruido
Trata de ver que lo originó pero es en vano, una estampa
Negra lo está observando, como un depredador silencioso
Se va acercando, las terribles garras brillan en la noche
En lo alto del cielo la luna llena los está contemplando.
El pueblo fantasma (poesía)
El sol se funde en el horizonte rojo
En el pueblo abandonado crecen
Las sombras sobre sus despojos
El viento mueve las chapas desclavadas
Y su castañeo repercute en las viejas paredes
Agrietadas. Cuando la noche se hace plena
Y en el cielo misterioso asoma la luna llena
En el pueblo siniestro y desolado, caminan
Los fantasmas de su oscuro y sórdido pasado
Salen de las casas y asoman por las ventanas.
En la capilla ruinosa suena el clamor de una
Campana, su eco resuena y se pierde en el
Cielo infinito, su llamado nunca es respondido
Y así el pueblo permanece como un lugar maldito.